Cultura de la conectividad

José van Dijck construye una historia crítica de las redes desde su surgimiento en la primera década del siglo XXI hasta la actualidad. Con notable solvencia, propone un recorrido por las principales plataformas (Facebook, Twitter, Flickr, YouTube y Wikipedia), para analizar sus mutaciones, sus modos de operación y de competencia, sus modelos de negocios y sus formas de representación o entretenimiento.
Convencida de que estamos ante una nueva fase de la socialidad online, la autora explica cómo tecnologías y usuarios coevolucionan, pero también cómo los medios conectivos avanzan cada vez más sobre las relaciones humanas, codificándolas como datos y convirtiéndolas en mercancías que producen valor. En este punto, pone la lupa sobre algunos desarrollos preocupantes: así, observa que la conectividad está organizada alrededor de opciones como “me gusta” de Facebook, invento que presenta de manera sencilla algoritmos complejos que codifican una inmensa cantidad de datos sobre gustos, preferencias y afectos, una enorme masa de información con un valor comercial inusitado para usos políticos o publicitarios. Por eso los medios sociales privilegian, ante todo, la popularidad, medida por la concentración de conexiones, que en muchos casos lleva a borrar la distinción entre la expresión personal y la autopromoción, y a mercantilizar la identidad propia como un bien que hay que vender o consumir.

Uno de los hallazgos del libro es mostrar el éxito que han tenido los creadores de estos medios en presentarlos como generosos facilitadores de la vida social, en una brillante tarea de marketing. Los “amigos” no son tales sino meramente “contactos”, el “me gusta” debería señalarse como una opción limitadísima y excluyente frente al innumerable abanico de emociones y pensamientos que una información puede suscitar; las afirmaciones sobre la “transparencia” de Facebook por parte de su creador Mark Zuckerberg debería clasificarse entre las tácticas engañosas de un vendedor astuto.

Ademas, señala que la arquitectura de codificación de una plataforma hace uso de protocolos. Estos son descripciones formales de formatos de mensajes digitales, complementadas por reglas que guían la circulación de estos mensajes dentro de uno o más sistemas de cómputos. Un protocolo es un conjunto técnico de reglas cuyas formas de uso vienen dadas por el modo en que se lo programó y por el modo en que sus propietarios lo gobiernan o administran. Los protocolos obligatorios establecen un conjunto de instrucciones que los usuarios están obligados a obedecer si desean formar parte del flujo mediado de interacción. Debido a que Facebook desea que el usuario comparta información con la mayor cantidad posible de gente, por ejemplo, la plataforma determina acciones tales como sumarse a listas, grupos y fan pages. Los protocolos de Facebook guían a los usuarios por los senderos que la red prefiere, imponen una lógica hegemónica sobre una práctica socialmente mediada.

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